Sólo sé que no sé nada...

sábado, mayo 17, 2008

Espero y quiero, pero... ¿será?

Hay ocasiones en la vida que sabes perfectamente el rumbo que van a tomar los acontecimientos. Eres totalmente consciente de que si A implica B, y B implica C, A implica C.
Sabes qué va a pasar y por qué fases vas a ir caminando poco a poco.
No me refiero a los tan conocidos deja vu. No. Me refiero a que, ya sea por sentido común, por experiencia, o por los motivos que sean, sabes que si las cosas se encaminan hacia algo, sabes exactamente lo que va a ocurrir y a dónde vas a llegar.
Y eso mismo pensaba yo, que los acontecimientos irían ocurriendo, más rápido o más lentamente, exactamente de la misma forma que otras veces.
Y no es así.
No soy capaz de pasar de la Fase 0.
Sigo igual que al principio.
Y no sé si me alegra y suspirar aliviada, o cogerme de los pelos, subirme por las paredes y colgarme del techo como un murciélago, y cortarme las venas...
Mi parte racional, que es bastante reacia a aparecer, me indica que no es nada bueno que no avance.
Sin embargo, mi parte emotiva e intuitiva, me indica que si no avanzo, es por algo. Que quizás ésta no es como las demás veces, que quizás la experiencia de otras veces no me sirve únicamente para "hacerme fuerte", sino para reconocer también las oportunidades que se me pasan por delante y no dejarlas escapar.
Pero, ¿cómo atrapar una oportunidad cuando no tienes forma de hacerlo, cuando no depende de ti?
Tengo de mi parte saber exactamente cómo va a ser el curso de los acontecimientos. Y saber que si A no implica B, sino que A implica D, y D implica E, A, por fuerza, implica E.
Vamos, que el final no va a ser el mismo que otras veces. El final va a ser el que yo quiero, el que yo busco.
Debería alegrarme.
Supongo.
Sin embargo, no estoy feliz.
La dichosa incertidumbre lo nubla todo. Por más que trato de calmarme mentalmente, el no poder hacer nada para atrapar esa oportunidad y pensar que cualquier factor podría hacer variar la ecuación que me deja más que claro el rumbo de los acontecimientos, me inquieta.
Además, pienso que ese final es demasiado bonito para ser verdad, para que ocurra de verdad.
Suelo ser paciente, si algo me sobra es calma y paciencia. Sin embargo, con esto, no, soy anormalmente impaciente, como un niño que quiere un caramelo y llora y patalea hasta tenerlo. Y por más que lloro y pataleo, no hay caramelo...
Hay algo que necesito como el aire para respirar. Hay quien no entendería esto que digo porque no sabe lo que es necesitar algo que forma parte de ti. Eso que se encuentra por casualidad y que se reconoce porque, aunque nunca hayas tenido claro qué quieres, cuando aparece, lo reconoces, sabes que es lo que has estado buscando sin saberlo.
Y, esa necesidad, ese deseo de tenerlo, no desaparece. ¿Por qué? Muy sencillo: porque es parte de ti, porque siempre lo has estado buscando y siempre lo has necesitado para Ser completo.
La posibilidad de no tenerlo nunca duele demasiado, sobretodo después de saber a ciencia cierta que existe... Quizás por eso sigo guardando una pequeña esperanza acerca de ese final que va a ser diferente a los demás.

martes, mayo 06, 2008

Ojos que no ven...

Hay cosas que es mejor no saberlas.
Sí, siempre he pensado que la verdad merece saberla todo el mundo, pero hay verdades que hieren demasiado y cambian tu forma de ver las cosas y tus sentimientos hacia los demás.
Yo pensaba que ignorar una verdad aplastante e hiriente era imposible.
Y sin embargo, me equivoqué.
Para mi sorpresa, tengo una información bastante inquietante por corroborar, y no sé si quiero saberlo. De ésas que no te dejan dormir y te corroen a todas horas, hagas lo que hagas y estés donde estés.
En mi balanza a sopesar pros y contras, me encuentro con la posibilidad de romper algo increíble, o hacer como que no sé nada. Y sorprendentemente, a pesar de mis convicciones, empieza a pesar más el lado de ignorar algo que pudiera ser verdad, a saberlo y actuar en consecuencia.
Inaudito.
Me pregunto si ese algo que no quiero romper es demasiado importante para mí. Y también si lo es para la otra parte.
La duda me consume, no hace falta decirlo.
Pero prefiero el dolor de la duda al dolor de la verdad y la pérdida.
Y tengo que añadir que esa supuesta verdad, desde un principio, ha carecido de toda credibilidad, pero, la semilla de la duda, te va carcomiendo. Y no son ganas de dudar de la segunda persona, sino de malpensar de la tercera, que sí, es así, por alguna razón que desconozco, estoy en su punto de mira. No sé si se dispone a romper el mundo que tan cuidadosamente he ido construyéndome a base de mentiras, o de verdades llevadas a cabo con malas artes.
Por un lado pienso que si tan segura estoy de la integridad de la segunda persona, debería contarle la verdad, ya que todos tenemos derecho a saber la verdad. Por otra, la duda de que hayan podido ocurrir ciertas cosas a base de manipulación y maldad, la posibilidad de que esa verdad rompa en pedazos tan pequeños todo lo que me rodea, que no pueda volver a reconstruirlo, me hace poner en marcha uno de los principios más conservadores del mundo: "Si dudas, no actúes".
Pero... ¿Cómo puede quedar una persona así impune?
Siempre he pensado que uno recibe lo que da elevado a la enésima potencia.
Y una de dos: O yo no estoy obrando tan bien como pienso, o a la otra persona le cuesta recibir todo el daño que está causando.

Quizás tan solo el tiempo pueda darme una respuesta. O una oportunidad. O el placer de ver cómo cada uno tiene lo que merece.

No lo sé, y sin embargo, la duda sigue consumiéndome... Y la paciencia acabándoseme. Esta persona está tentando demasiado la suerte, y cuando mi paciencia se agote, quizás las dudas, mi mundo, y la posibilidad de verlo todo roto, me den lo mismo, o no tenga tiempo para pensar en ello, y se asuste de lo que va a encontrarse. Un infierno.
No me gusta que me tomen por tonta. Y tampoco perder el control...



Y yo sigo con mi duda... Y la opción de ignorar, sigue pesando infinitamente más.