¿Volamos?

Ella recuerda perfectamente la primera vez que lo vió. Sería porque la deslumbro... Porque difícilmente podía pasar desapercibido entre los demás.
Él, sencillamente, la había incluído en la categoría de "posibles víctimas", como a tantas otras.
Pero algo ocurrió; quizás fuera que ella mostrara indiferencia por él, quizás que lo tratara como uno más. Lo cierto es que ella pasó de "posible víctima" a "objetivo fijado". Sin embargo, ella lo había descartado desde el primer momento por parecerle una meta imposible.
Pronto empezó a sentir celos, a darse cuenta de que aquello que le había hecho fijarse en ella, también lo percibían los demás. Era SUYA y no estaba dispuesto a compartirla con ningún otro, así que puso todas las cartas sobre la mesa, jugársela a un todo o nada y mostrarse tal y como era, mostrando sus sentimientos tal cual.
¿Para qué engañarse? Ella se estremecía cada vez que aquellos ojos azules se clavaban en los suyos, cada vez que le arrancaba una sonrisa, esperaba impaciente sentirlo cerca, oirle decir aquello de "es MÍA", sentía curiosidad por saber qué detalle iba a tener esta vez con ella... Se moría por él. Sin embargo, sabía perfectamente que no podía demostrárselo, porque en cuanto lo hiciera, él perdería todo su interés por ella... Siempre ocurría así. Y aunque él parecía tener todo lo que ella buscaba, habían jugado demasiado con ella como para conservar un mínimo de esperanza.

Por eso, el día que la cogió por la carita y le dijo mientras la miraba a los ojos "Por fin he encontrado a quien amar. Eres tú. Y ten por seguro que no voy a dejarte escapar", no supo qué decir; sólo veía el azul de sus ojos y se perdió en ellos...

Por eso ese día se perdió en la oscuridad de la noche; se perdió entre sus brazos; se perdió entre sus labios.

"Libertad... No se trata de que te corten las alas, sino de volar juntos"