Sólo sé que no sé nada...

lunes, diciembre 10, 2007

Desde el infierno se oye tu voz

Es curioso cómo el capricho del destino te puede llevar de estar en lo más alto a caer de bruces contra el suelo en cuestión de décimas de segundo.
Y aún sabiendo que nos vamos a dar en las narices, el ser humano mantiene la esperanza y se aferra a ella como a un clavo ardiendo con tal de no asumir que hemos perdido...
Y yo la primera, que conste.
Hay veces que la esperanza es lo único que nos mantiene a flote en esta vida, eso es cierto, pero otras es más dañina que cualquier desgracia directa. A veces mantener la esperanza te hace conservar ilusiones que caen por su propio peso, y el daño es más leve, más lento, porque se va clavando lentamente como una estaca y nosotros nos quedamos admirando el proceso lamentándonos y pensando que aún hay salvación. Y hay veces que no es así, no hay salvación alguna.

"Mientras hay vida, hay esperanza", dicen...

Supongo que es lo que tiene el futuro, que es incierto. Quizás si supiéramos qué va a ocurrir a lo largo de nuestra vida, llevaríamos una vida patética e insufrible.


Desde ayer, el mundo ha dejado de pintar de color de rosa para sumirse en un azul profundo, en las sombras.
Tengo un nudo en el estómago que me impide mostrar mi habitual sonrisa. No tengo ganas de sonreir. No tengo motivos para ello y estoy cansada de ocultar mis verdaderos quebraderos de cabeza con esa sonrisa. He dejado de usar ese comodín, sí, parecía que eso no iba a suceder nunca, supongo, pero mi dolor es más grande que lo que me ayuda a levantarme por las mañanas y llevar una existencia que ahora califico como infierno.
Ando todo el día sumida en mi mundo, y la verdad es que no tengo ganas de salir de él, porque, aunque no es perfecto, es un poco mejor que el de ahí fuera. Más adelante quizás reúna fuerzas para enfrentarme a él.
Y no sé si esa minúscula esperanza que arroja un poco de luz sobre mí es buena o mala. Si hago caso de mi mente, me está haciendo daño, y si hago caso de mi corazón, ¿quién sabe?, podría pasar...
Alguien me dijo una vez que no hay nada imposible, sólo improbable. Ahora mismo lo veo todo demasiado negro, y a intervalos, esas palabras que me mantienen el latido dentro de mi pecho.
Una lucha interior entre la oscuridad y la esperanza, supongo...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El camino no es fácil, y cuando se avanza sueles dejar atrás los apoyos que, aunque falsos, te sujetaban mentalmente; y se pasa por momentos en los que parece que estás peor que antes, hasta que te vuelves a afianzar en una realidad superior, a la que se llega a través del dolor, o de la comprensión.

Difícil tema este de la vida, donde cuesta dilucidar entre Esperanza, que es sentir una posibilidad real y apostar por ella; y Engaño, que es negar una realidad pensando que así nunca será real, hasta que su sombra no deja que nos llegue el calor del sol, y nos cubre con la frialdad de una losa.

El azul oscuro es el color de la profundidad del cielo, y de la profundidad del mar. Nada malo puede salir de ahí, y menos para alguien capaz de expresar una situación con cruda dulzura y comprensión; como si dibujara desde dentro en un cristal empañado, para que la gente que por fuera pasa, descubra una de las muchas verdades por las que la vida nos puede llevar.

Laura dijo...

Sí, tienes razón, soy de las personas que piensan que lo que no te mata te hace más fuerte, sin embargo, este caso concreto no se trata de dejar atrás un apoyo (o eso creo), sino de enfocar tu vida hacia un sitio u otro. Decisiones que hay en la vida de todos nosotros que van formando un camino por el que andas.
Tal y como yo lo veo, tengo tres opciones, pero la decisión de qué camino tomar, no es completamente mía. Y me asusta la idea de que finalmente el camino me lleve a andar por la senda más dolorosa sin tener necesidad, a mi modo de ver.
Por eso hablo de esperanza, porque la decisión no depende de mí.
Pero, claro, tal y como yo juzgo las cosas, me baso en mi criterio, y éste no tiene por qué ser el mismo que siga la persona que tome esa decisión que me afecta.
He ahí mi incertidumbre, base de esperanza y temor al mismo tiempo. Y también he ahí mi incapacidad para identificar esperanza de autoengaño...

Anónimo dijo...

Difícil tema... espero que cuando pase el tiempo y mires atrás, tengas la sensación de que al final, sucedió lo mejor.

Suerte...

Anónimo dijo...

laura, me encanta como escribes...eres buenisima. Me gustaria hablar contigo por el msn alguna vez... no pienses que voy con malas intenciones ni mucho menos, pero me pareces una persona muy interesante... me he leido gran parte de tu blog y me encanta^^ si quieres, agregame a huberto.mendez@hotmail.com, sino quieres pues tendre que resignarme:)

Laura dijo...

Espero que no te moleste, Humberto, pero no suelo agregar a gente al messenger. No suelo conectarme mucho, la verdad, quizás más adelante.
Me alegro de que te guste mi blog.