Sólo sé que no sé nada...

domingo, diciembre 30, 2007

Feliz 2008

Bueno, probablemente no pueda escribir ya hasta el año que viene.
Estamos a las puertas del 2008, un año nuevo, enterito para estrenar, con todos sus días limpios e inmaculados para gastar, 365 días para recorrer...
Habitualmente se suele desear a los demás un feliz año nuevo, salud dinero y amor, y hacer una lista de Propósitos para el año que entra.
Yo os voy a decir algo que espero que os haga pensar.


Tenemos por delante un nuevo año para estrenar. No dejéis que las horas y el tiempo pasen sin pena ni gloria, no dejéis correr ese tiempo, dadle sentido a cada minuto con el propósito de que todas y cada una de las sensaciones que ese tiempo recorrido os dejen, sean dignas de recordar, no de enterrar en el baúl de los recuerdos.

Yo, personalmente, voy a empezar el año cometiendo una locura. Voy a quemar mi último cartucho... Si no lo intento, no voy a saber nunca qué podría pasar. Y no voy a quedarme de brazos cruzados, ya perdí demasiado tiempo viendo pasar las horas, esperando la reacción de los demás... Ahora me toca a mí.

Podríamos decir que mi propósito para el Año Nuevo es aprender a luchar por las cosas que quiero...


Feliz 2008. No lo desperdiciéis...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Caminaba sereno,
no tenía nada que perder.

Con nada había nacido,
y sabía que nada,
llevaría al volver.

Y observando las estrellas de aquel desierto,
todavía virgen de sus pies,
sólo una cosa le importaba,
más allá de su mirar.

Que cuando por fin se sentara,
no habiendo nada más por andar,
ni más tiempo para beber,
ni un segundo más para soñar;
sonriera tranquilo
sin que nunca pudiera decir:

“Tuve que hacer y no hice.
Callé, lo que sólo yo debía decir.

Me consumí sin dar la luz que debía,
como aquél que debiendo ser,
se queda en sombra,
de su propia realidad.

Como el que podría perfectamente,
no haberse molestado,
en nacer.”

Anónimo dijo...

Caminaba sereno,
no tenía nada que perder.

Con nada había nacido,
y sabía que nada,
llevaría al volver.

Y observando las estrellas de aquel desierto,
todavía virgen de sus pies,
sólo una cosa le importaba,
más allá de su mirar.

Que cuando por fin se sentara,
no habiendo nada más por andar,
ni más tiempo para beber,
ni un segundo más para soñar;
sonriera tranquilo
sin que nunca pudiera decir:

“Tuve que hacer y no hice.
Callé, lo que sólo yo debía decir.

Me consumí sin dar la luz que debía,
como aquél que debiendo ser,
se queda en sombra,
de su propia realidad.

Como el que podría perfectamente,
no haberse molestado,
en nacer.”

Anónimo dijo...

Laura, te deseo toda la suerte del mundo.


Pd: borra si quieres uno de los dos comentarios, se bloqueó el pc y lo envié dos veces. Cosas que pasan, cuando uno tiene una intención.