Sólo sé que no sé nada...

martes, julio 31, 2007

Dolor pt 2

No, por favor, ahora tú, no...
No me martirices así ahora, no vengas a mí ahora.
Vete, por favor, aléjate de mí.
Deja de martillear mi cabeza con esas palabras. Es lo último que necesito...
No me hagas esto.
Me estás hundiendo, ¿no te das cuenta?
Déjame en paz, no quiero escucharte.
Ahora dueles.
Todo lo que dices se está cumpliendo como una maldita profecía.
Una profecía preciosamente triste que me está matando.
Pero no es cierto.
Yo soy real, ¿me oyes? ¡¡Real!!
Eres tú quién se empeña en hacerme desvanecer, en desdibujarme en el olvido.
Por favor... Vete...

viernes, julio 27, 2007

Desvaríos varios...

Sí, encontré la forma, encontré la forma de decirle que le seguiría al fin del mundo (que es donde se va, al fin del mundo) y renunciaría a todo con tal de estar con él.
Y no ha sido difícil. Lo cierto es que pensé que sería más complicado, pero es lo que tienen las conversaciones, que cuando menos te lo esperas, puedes decir espontáneamente lo que llevas tiempo tratando que sepa la otra persona.
Sabía que él no iba a decírmelo, sabía que él no me lo iba a pedir, sabía que tal y como es, no iba a considerar justo pedirme que lod ejara todo para que él lo tuviera todo.
Y encontré la forma.
Lo sabe.
Me he quitado de encima un peso importante.
Y sus palabras han sido "No es justo, no te lo puedo siquiera mencionar".
Sé que saberlo le ha alegrado enormemente, que ahora ve el irse de otra forma, quizás ve un rayito de esperanza donde antes todo lo veía negro. Pero también sé que su angelito es más fuerte que su demonio, y que, igual que yo no puedo pedirle que se quede, él no puede pedirme que me vaya con él.
Sin embargo, me iría sin pensármelo dos veces.
¿Para qué quiero un futuro profesional brillante si no soy feliz personalmente?

jueves, julio 19, 2007

Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo

Sí, es un dicho muy viejo, pero es una verdad como un piano.
Te puede sentar mejor o peor que te mientan, es lógico que te moleste, y depende del "tamaño" de la mentira o la intención que tuvo la persona que mintió. No es lo mismo una mentira piadosa que una mentira deliberada, por ejemplo.
Cuando la persona que te miente hace gala de su indudable sinceridad, puedes encabronarte por la hipocresía del sujeto en cuestión, o, como yo, reírte internamente de las hostias que le va a dar la vida a esta persona. Es evidente que, si le has pillado tú en una mentira, muy hábil no es tapando sus propias huellas (a menos que tú seas todo un Sherlock Holmes, claro está), y por ese camino, va a recibir a lo largo de su vida muchas bofetadas en su ego.
Pero ya lo grave es cuando esa persona te lo niega todo en tu cara. Eso SÍ que es gracioso. Personalmente, me cabrea sobremanera. Que te nieguen algo que tú sabes que es cierto con toda la fiabilidad del mundo, te hace preguntarte si te han visto cara de primo. Sí, su cara al decirle que sabes la verdad es un poema, y disfrutas viendo a esa persona pasando un mal rato; eso si puedes decirle a la cara que es un mentiroso, y muy malo, por cierto. Porque, si no puedes hacerlo, se te llevan los demonios pensando en si tienes cara de tonto, o si se piensan que te chupas el dedo.
¿Qué hacer en este tipo de situaciones?
Puedes tejer una tela de auténtica araña venenosa para que caiga en su propia mentira. Personalmente, no soy así, ya acabará saliendo a la luz por sí sola la mentira.
Indudablemente, esa persona ha perdido toda su credibilidad para ti. Lo más habitual es que te alejes de esa persona, no es buena compañía, no es transparente, no es legal. Si te ha mentido en eso, ¿qué te hace pensar que no te ha mentido en cien mil cosas más?

jueves, julio 05, 2007

"No sé estar sin ti"

¿Por qué cuando se va, me quedo triste?
Es como si me arrancaran una parte de mí.
Desazón, desasosiego... Tristeza, al fin y al cabo.
Le necesito. Sé que suena fuerte, sé que el amor no es necesidad, pero es más complicado que la necesidad y más fuerte que el amor. Es la persona que más se me parece y a la vez la más distinta a mí. Y esas diferencias son las que me complementan, las que me encantan, las que echo de menos cuando no está. Y todo lo demás, nos une.
Me siento asquerosamente enamorada de él.
Creo que lo he dicho alguna otra vez, pero nunca he querido a nadie como lo quiero a él.
Lo dejaría todo por estar siempre a su lado. Todo. Y no lo digo a la ligera, pues puede que acabe ocurriendo. Lo digo con los pies en el suelo, sabiendo lo que digo, lo que implica.
No sé si él lo sabe. Supongo que debería saber algo así, pero no es fácil decir algo tan... Tan fuerte. Admito que me da miedo su reacción. No por que me diga que no, sino porque decir algo así implica decir muchas cosas implícitamente que no sé cómo se tomará.
Son estupideces, lo sé, probablemente no tenga por qué preocuparme, pero no lo puedo evitar.

Tanto tonto suelto y tan pocas balas...

Es decepcionante ver la verdadera cara de alguien a quien has considerado amigo o a quien te has sentido muy unido.
Ver como sus palabras son sólo unas pocas letras unidas entre ellas y carentes de significado que utiliza para conseguir un fin, fin del cual no estás al corriente, por supuesto, ya que si lo estuvieras, no lo aprobarías.
Y cuando descubres toda la farsa, cuando te das cuenta de todas las mentiras entrelazadas cuidadosamente, cuando descubres en realidad lo que esa persona pretende, llega la decepción, la desilusión.
Resulta que la imagen con la que intentaba que vieras a otras personas, tachándolas de mentirosas, de aprovechadas, de egoístas, es realmente el reflejo de lo que en realidad es esa persona.
Se crean un mundo paralelo, con una serie de justificaciones y razonamientos mentales que incluso llegan a creerse, para disfrazar lo que en realidad persiguen. En ese mundo paralelo, todo tiene sentido, todo es coherente... Si no fuera por que es una grandísima mentira.
Y lo grave es que cuando lo descubres, te decepcionas, sí, esa persona para tí deja de ser lo que era, pero, ¿qué haces? Te entran ganas de cogerle por el cuello y dejarle clarito que no eres estúpida. De decirle que no quieres más mentiras, que no entras en su juego, que se acabó jugar contigo, que la amistad que un día hubo, ha llegado a su fin. Pero... ¿para qué? Malgastar saliva, que esa persona siga tergiversando todo lo que tú digas y encima quedar de "mala". Pues no, ya sabes de qué pie cojea esa persona, lo mejor es marcar las distancias, alejarse, y no dejarle jugar contigo. Y que líe a quien quiera, pero desde luego, a ti no te volverá a coger desprevenida...