Sólo sé que no sé nada...

jueves, febrero 21, 2008

Adelantando el día de la Madre

Cuando mi madre me contó cómo había dejado que su futuro dejase de brillar para que el de mi padre empezara a hacerlo con más intensidad, no lo entendí.
Quizás si me lo hubiera dicho con estas mismas palabras, habría entendido que era amor. AMOR con mayúsculas. pero me lo dijo de tal forma que sólo pude ver que ella lo había dejado todo, había renunciado a todo, absolutamente todo, pasado, presente y futuro, para sencillamente estar ahí, a la sombra.
Y el capricho del destino, si esque existe, me está poniendo en la misma situación.
La historia se repite. Si no exactamente en fondo y forma, sí en esencia. Es una rueda que te va enseñando esas pequeñas cosas que en un pasado que incluso puede que ya no recuerdes, no entendiste.
Es una situación caprichosa. Irónica. Incluso divertida. Me arranca una de esas sonrisas que llevan implícitas un "¡Claro!... Qué cosas", y te deja pensativo.
Ahora lo entiendo.
No se trata de lo que has perdido. No.
No se trata de estar a la sombra. No.
No se trata de renunciar. No.
Se trata de elegir, de sopesar lo que quieres, lo que deseas, de mirar en tu interior y plantearte qué es más importante para ti, de valorar lo que necesitas, y desprenderte de lo que es secundario, porque hay cosas que por más que dejes atrás, nunca desaparecen, no renuncias a ellas, siguen a tu lado aunque estén lejos y cuando las necesitas ahí están sin falta.
Ella no está a la sombra. En realidad es el pilar indestructible sobre el que se ha construído todo lo que hay a su alrededor, aunque nadie sepa verlo, aunque parezca invisible, pero que sin él, todo se desmorona.
Ella es la pieza clave, y aunque renunciase a brillar por sí misma, es su forma humilde de decirle al mundo que es importante. Demostrándolo.
Pero no está sola.
Y eso es lo más importante. Es la base de un todo, un conjunto que se complementa de una extraña forma, increíble.
Cuando le conté mi situación, ella antes que nadie supo ver hacia dónde miraba mi camino, y me animó a seguirlo sin decirmelo abiertamente. Ya lo ha andado antes ella, sabe de sobra que, si de verdad yo también he encontrado el AMOR, sabría encontrar el mensaje que ocultaban sus palabras.
Siempre sabe cómo decir las cosas.
Y llegará un día en el que quizás también tenga que renunciar a mí.
Pero hay cosas que nunca se pierden.
Eso lo sé.

Dedicado a todas las madres

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