Sólo sé que no sé nada...

miércoles, agosto 17, 2005

Aquellos maravillosos años

Quizás sea que me fui a vivir a Zaragoza bastante joven, no lo sé, pero el hecho es que me da la sensación de que me hago mayor, de que el tiempo no pasa en balde para nadie, como decía mi abuela... ¡Y sólo tengo 25 años! No quiero ni pensar en lo que pasará por mi cabeza y saldrá de mi boca a los 60.
El caso es que quedé con mis amigas de toda la vida, y, joder, como hemos cambiado... Lo más triste es que, aunque no decimos nada, somos conscientes de que cada vez somos más distintas las unas de las otras y cada vez nos unen menos cosas... Al principio, cuando quedas y empiezas a rememorar los años que pasamos juntas en clase, amargándoles la vida a unas pobres mujeres que sólo tenían como fin enseñarnos algo útil en nuestras vidas (realmente, éramos un poco bichos, pero en el fondo éramos unas crías adorables en comparación con otras...), pues te ríes de todo aquello, porque hay que reconocer que otra cosa no, pero imaginación le echábamos. Pero cuando tienes que recurrir a eso para tener un tema de conversación, y ves que, año tras año, siempre acabas hablando de lo mismo, siempre salen las mismas historias, te aburres, te entristece que aunque estemos cada una en un lugar distinto, no hayamos podido salvar algo que nos uniera para continuar una amistad (salvo excepciones, claro está). Pero como eso es cosa de 2 como mínimo, por mucha voluntad que tú pongas, si los demás no ponen de su parte, poco puedes hacer...
Supongo que todas hemos cambiado, que es cuestión de evolucionar, y eso provoca los abismos que hay ahora entre nosotras (por otra parte, ya éramos muy distintas en su día y éramos inseparables...). Aunque, en unos casos, lo de evolucionar, se queda corto.
A todas (y cuando digo todas, me refiero a toda la clase) se nos quedó cara de gilipollas y de "Venga, me estás tomando el pelo, deja ya esta coña desagradable" cuando la que más se metía con la iglesia de nosotras, se metió a monja de clausura a unos cuantos kilómetros de casa...
Y aún me sorprendo al oir cantar Fran Perea a la heavy del grupo...
O al oir que va de compras a Massimo Dutty a la que fue la maquinera del grupo.
O al oir cómo protesta porque el novio no se quiere casar a la pasota del grupo...
Supongo que yo también he cambiado. Estoy segura. El haber ido a Zaragoza me ha hecho como soy, y soy consciente de que no apuntaba a ser como soy (yo era la lista y el patito feo, la que todos pensaban que empezaría a salir con un chico y ala! boda!... Espero haber mejorado aunque sea un poco lo del patito feo!!). Pero no me arrepiento del cambio, por lo menos no soy una arpía que sólo llama cuando necesita algo...
Cuando hablamos de las demás de la clase, empiezo a alucinar más aún: que si una casada, que si la otra a punto de tener un niño, que si otra se ha cruzado de acera, que si la otra... En fin, que mi grupo debía ser el más normal, ¡y yo sin darme cuenta!
Lo que me deja aún más atrás, es que incluso en mi grupo de amigas tienen ya todas novio... menos yo, claro. La que más está durando, la más bala perdida, que la llevan aguantando desde ¡¡hace 10 años!! Y la otra está esperando a que les den las llaves del piso. Y la otra... En fin, que yo ya me veo que voy a ser la amiga soltera de todas las bodas y, si me apuras, de los bautizos... Espero que para las comuniones, el tema se haya solucionado ya...
¡¡Con lo feliz que era yo cuando tenía 15 años!!

No hay comentarios: