"Sí, estoy loco... Y voy a intentar que ella también se vuelva loca"

Esa es la frase que oí en una serie hace poco.
El chico, tras romper con su novia porque conoce a su mejor amiga y se enamora de ella, trata de hacerle ver que ella, aunque está con otro chico, es el amor de su vida y va a luchar por ella. Como en todas estas series, pelis, etc, está cantado que a la chica, el chico en cuestión no le es indiferente.
Es la eterna canción que todas las series explotan: el amor. Sin embargo, me gusta como lo trata porque es espontáneo y no lo veo forzado. Aunque a la chica en cuestión le falta bastante poco para ser una psicótica-esquizofrénica (estoy exagerando, sólo un poco loca...), el chico es un romántico lleno de ideales que lucha por mantenerlos intactos y simplemente por ser feliz.
Parece fácil eso de conseguir ser feliz, eh? Bueno, depende de la idea que cada uno tenga de ser feliz, eso sí que es verdad. Yo, como el chico de la serie, opino que, si tienes al lado una persona que te entiende, te ayuda a evolucionar, no te abandona cuando la necesitas y te apoya o te presta su hombro en los momentos difíciles, la felicidad está garantizada aunque no sea todo un camino de rosas. Y si entre esa persona y tú hay amor, la felicidad es absoluta.
Además, lanza un mensaje que me encanta (y que dedico a Ana, porque ella sé que también opina lo mismo): aunque los demás no apuesten por tu historia de amor, no importa, porque eres tú el que tiene que creer en ella y luchar por ella. Porque perder una batalla no es perder una guerra, posiblemente perder una batalla te ayude a ganar una guerra...